Vivir la comunión es una exigencia de nuestra identidad que define y hace concreta nuestra forma de presencia en el mundo. Requiere un proceso que se alimenta y expresa en dos ámbitos: nuestra relación fundante con Dios y nuestras relaciones fraternas en la comunidad y con el mundo.
30 de diciembre de 2017
AMIGAS DE TODOS
la fraternidad es para la Carmelita
Misionera, lugar privilegiado para expresar el misterio de comunión. Queremos reflejar la fuerza del amor,
acogiendo y potenciando lo diverso, fortaleciendo la unidad.
Vivir la comunión es una exigencia de nuestra identidad que define y hace concreta nuestra forma de presencia en el mundo. Requiere un proceso que se alimenta y expresa en dos ámbitos: nuestra relación fundante con Dios y nuestras relaciones fraternas en la comunidad y con el mundo.
Nuestro Padre Fundador veía nuestras
comunidades como pequeñas iglesias y quería que fueran "uniones de
fraternidad", en las que todas y cada una de las hermanas compartiéramos
el mismo ideal de santidad e idénticos afanes apostólicos. Él nos
enseñó a hacer de la Eucaristía el centro y manantial de nuestra
comunión fraterna.
Vivir la comunión es una exigencia de nuestra identidad que define y hace concreta nuestra forma de presencia en el mundo. Requiere un proceso que se alimenta y expresa en dos ámbitos: nuestra relación fundante con Dios y nuestras relaciones fraternas en la comunidad y con el mundo.
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